En El Viento del Oeste, Hanske emprende una accidentada travesía dejando atrás su juventud y lo que un día fueron los límites de la tierra que conoció.
Al despertar en un nuevo mundo es rescatado por sus peculiares habitantes, adentrándose así en una realidad desconocida donde se verá arrojado a transitar por las venturas y desventuras intrínsecas a la supervivencia, sin más remedio que el de aprender a percibirse como un animal limitado, mortal y frágil; pero también insuflado de la fuerza y valentía necesarias para recorrer el camino hacia la comprensión de su propia naturaleza y el entorno. Probablemente, el viaje más importante que uno pueda realizar.