Llega
cada amanecer
a mi posada
una bocanada de frescura
de ese mar de rosas
sin espumas
que solo tu luz
la tinta de mi pluma
la convierte en doble escritura.
¡Qué sería una pluma
sin mar ni rosas!
¡Qué sería mi pluma sin sentir la luz
de tu mar sin brumas
y tus rosas sin espumas…!
Mar, luna y rosas,
mar sin brumas
y rosas sin espumas
en tu ser y en tu piel
todas ellas rebosan
y un noble jardín me alfombran.
Vivir
ni duelo ni consuelo,
vivir
mar sin brumas
y rosas sin espumas,
La luz
de tu ser y tu piel
mi pañuelo.