La narración comienza antes de la Prehistoria, cuando un antropoide muere en las fauces de dos bestias. Ese mono vuelve a nacer y recuerda lo que le sucedió en su vida anterior, y así sucesivamente durante miles de vidas, hasta que llega un momento en que su morfología ha ido cambiando tanto que él y sus congéneres se han vuelto humanos. Sus ancestrales sonidos se han ido convirtiendo en palabras, descubren el cobre, la rueda, aprenden a fabricar cerveza, a agrupar ganado y a elaborar pan.
A partir de esta importante evolución, alguien del poblado se erige como jefe con el fin de velar por la seguridad y el futuro de los demás. En otras vidas el adalid ya tiene más de cien hombres armados a su servicio. Estos soldados también se ocupan de matar a todos los que no obedezcan las órdenes y directrices. Los altos dignatarios inventan la existencia de dioses para asustar y controlar mejor a las personas humildes, y todo comienza a corromperse.
En una vida en la que el protagonista llegó hasta la vejez, le dijo a la hembra que había sido su compañera que recordaba haber vivido otras vidas, entonces ésta le confiesa, emocionada, que tiene borrosos recuerdos de haber vivido antes y que desea hacer pactos para reencontrarse en el futuro.
Muchas vidas después, la situación empeora ante el acuerdo al que llegan la Iglesia y los reyes. Este pacto consiste en quemar vivos a todos los no creyentes: instauran la Santa Inquisición.
El mono humano está horrorizado ante la irracionalidad de su especie. Se reencuentra con su pareja ancestral y a ellos se unen unas pocas personas más. Todos intentan revivir la limpieza de otros tiempos ya muy lejanos.