A los pocos meses de haber inaugurado su propia consulta de psicología, Gisela recibe la llamada de Verónica, una antigua paciente que le propone dirigir una terapia de grupo en la que también participarán otras mujeres que ha conocido. La finalidad es superar el desequilibrio emocional de sus vidas. Los proyectos de Gisela se ven alterados cuando una de las pacientes es asesinada y el inspector Héctor Arrabal acude a su consulta. Gisela se siente inquieta cuando el inspector empieza a hurgar en su vida y en la de sus pacientes. Se plantea si debe respetar o no el secreto profesional. Dos semanas más tarde le comunican que Verónica también ha sido asesinada. A partir de este suceso, Gisela iniciará un tortuoso camino hasta desvelar la misteriosa relación que existe entre los crímenes y la parte más oscura de su pasado.