Érick debe enfrentar un difícil periplo de vida. Portador de una grave patología cardíaca, pesa sobre él y sus padres una dura carga de culpas y recriminaciones religiosas. Su padre, Franco Reyes, es un sacerdote católico que ha colgado los hábitos para casarse con una de sus beatas, Belén, a quien le ha unido una serie de sueños significativos que ambos han tenido al unísono, y… algo más: sin siquiera sospecharlo, descubren, haciendo los estudios médicos de su hijo, que son hermanos. A partir de este desolador hallazgo, el lector disfrutará viendo cómo transcurrirán las vidas de Franco, Belén y Érick. Esta novela está escrita en un estilo complejo pero cautivador, que pondrá al lector no pocas veces a pensar; sin embargo, sus planteamientos filosóficos no hacen sombra al drama existencial de Érick, con lo cual oscila la obra entre la trascendencia de la razón y la profundidad de los sentimientos. Si bien pudiera pensarse en una primera lectura que Érick es el protagonista de la novela, bien visto el asunto, cabría concluir que es el amor en sus más variadas y complejas formas.