Juan es un joven dibujante que tiene la particularidad de ver más allá de la realidad presente por medio de sus dibujos. Su maestro, don Napoleón, le ha enseñado que debe dibujar «la esencia de las cosas», con lo cual Juan desarrolla una facultad, diríamos, casi paranormal. El joven llegará a la vida de los Meier, una familia «con muchas comodidades», en el decir del maestro Napoleón, pero con grandes carencias y problemas que Juan ayudará a enderezar.
El caricaturista, el padre, y el hijo roquero se pasea por la realidad de El Salvador desde la década de 1950 hasta los primeros años del siglo XXI, pero lo hace desde la perspectiva de la historia menuda de dos familias, una modesta y otra adinerada. Es una novela con un profundo sentido humano, en la que se rescata el valor de las relaciones interpersonales y el lugar central de la familia en la sociedad.