El evangelio autista del único hijo es la reconstrucción de una genealogía familiar dispersa, rizomática, mediante el relato oral, pero sobre todo es un viaje a través de la vida de Martín, que navega entre su mirada y la mirada de un otro que juzga constantemente aquellos comportamientos que no son los «normales», los esperados, los aceptados. Su viaje comienza cuando su hermana le revela algo que lo lleva a emprender una búsqueda para tratar de entenderse y saber de dónde viene su familia, en un mundo despojado.
«Yo me niego, sé que hay una aventura en las calles solo para los que pueden penetrar en los laberintos de los signos, para aquellos capaces de leer los significados, para aquellos que se envuelven con las múltiples realidades que puedan descifrar, para aquellos guerrilleros de las ciudades código que, como todo guerrillero, piensan que la distopía no existe».
Con estas poderosas líneas, el protagonista de este evangelio autista desafía y se rebela ante una sociedad licuada que se desplaza maquinalmente, zombificada, figura que el narrador desmenuza como símbolo de una época.
Este es el primer tomo de una serie llamada Razonamientos dialécticos, en la que el autor discierne reinterpretaciones sobre el existencialismo de las personas con las polémicas propias de conceptos que moldean el siglo XXI, heredados del siglo XX. Esta obra distingue principalmente razonamientos dialécticos que devienen entre lo normal y lo excepcional; lo esperado y lo fortuito; la familia y la soledad; la modernidad y posmodernidad, Oriente y Occidente.