En el mundo, millones de hombres hablan del pecado y muchos de ellos no comprenden el significado más profundo que conlleva esa palabra. Hablan del Dios de este mundo bajo un concepto errado de su divinidad. Buscan explicar el sentido de la vida únicamente bajo una visión externa, y hablan de la muerte como si en realidad supieran que hay mas allá de esta dimensión física.
Solo el hombre de consciencia, es capaz de comprender estas cosas, pues Él ha llegado a un punto en el que reconoce como a su único formador en esta dimensión, a esa substancia infinita e inteligente que le da forma a todo y que comúnmente es llamada Dios. Sabe que su destino es crecer, porque esa es la naturaleza de la vida. Comprende su doble naturaleza, y conoce las dos dimensiones a las que pertenece. Sabe que la naturaleza del Dios de este mundo está registrada en su ADN terrenal, y que la libertad suprema es la finalidad del hombre, porque lo eleva a un nivel que lo pone por encima de todas las circunstancias externas del mundo en que vive.