Es durante el crudo invierno de 1547, bajo el papado de Paulo III, cuando a, Manuel, fraile dominico y erudito teólogo, se le ordena poner rumbo a Kittim. El motivo: el hallazgo de una simple palabra, apenas ilegible, que lo llevará, junto a su pupilo, Ceferino, a embarcarse en la emocionante y a la vez peligrosa aventura de desentrañar qué es lo que esconde el interior de una antiquísima reliquia. Un intrépido descubrimiento, que, no tan solo podría ser motivo de pérdida de credibilidad para su querida Iglesia, sino que también, servirá para llevarlo a conocer el verdadero significado del amor, en un lugar donde algunos creerán hallar la gloria, y otros…, dejarán al descubierto sus más bajos instintos.