En Los rebaños cada texto es un cordero a punto de ser degollado, cuyo último deseo es cantar a la libertad y rebelarse contra un título que todo lo amuralla y adoctrina.
Más allá del cinismo y de las miserables certezas que alimentan al espíritu gregario, lo que impulsa a cada uno de estos poemas es la esperanza de alcanzar el libre albedrío, lejos de pastores y rebaños. Ese es el leitmotiv: Abandonar el redil y vivir como una oveja descarriada.