El punto de partida de esta novela es la impresión que un libro, Las flores del mal, causa en la mente de un joven. Un pretexto literario para narrar la verdadera historia.
Tres chicas de veintitantos años viven juntas en un piso del centro de Madrid: Gala, Laura, y Zenda. Con sus líos amorosos, cada una de ellas representa lo cerebral, lo pasional y lo espiritual; y sus personalidades avanzan a la par que las tramas, diversas y entrelazadas: las conversaciones filosóficas de Gala con Horacio, su mejor amigo, las juergas de Laura con su tío Arturo, soltero recalcitrante. El arte como forma de expresión, a través de la pintura o el cine; la espiritualidad de Zenda, que regenta un herbolario, Los siete Chakras; la sed de aventuras (un viaje a Australia, plasmado en un diario) y el mundo de los niños, intercalando tres cuentos creados por una escritora ficticia, Beronia Belmonte. Los malentendidos retuercen la narración, donde se esconde una sórdida historia que invita a reflexionar sobre la amistad, la confianza, el amor, la vida y la muerte.
Un personaje sigue en la sombra a la protagonista, mostrando en su “raro sufrimiento”, el desdoblamiento de su corazón: un amor humano, pero imposible, y un amor a la Muerte, personificado en el título de esta novela.