En Plumeria, Pérez Fenoll vuelve a hacer uso de su habilidad lingüística para crear imágenes memorables, pero el autor va más allá, no solo trabajando cada poema a nivel de precisión, imágenes, ritmo y música, además usa el lenguaje como elemento estructurador, y esta es una de las grandes virtudes de este nuevo poemario.
Quizá se pueda decir mucho más sobre el modo en que este poemario conversa con la tradición, con la poesía homérica o con el romanticismo alemán; sobre cómo consigue el poeta salir de la mirada común para permitirnos una aproximación divina con el amor.
Pérez Fenoll es maestro y dueño de sus recursos. No se trata del poeta a merced del lenguaje, sino del poeta que utiliza con maestría su herramienta para llevar al lector hacia el encuentro con dios. Un dios presente en la naturaleza, el amor como una forma universal que habita todas las cosas.