«Las doce sonaron en el reloj de péndulo que colgaba de la pared de la sala. Las puertas de la cocina se abrieron, la cocinera quitó el candado de la puerta de madera y dio la bienvenida a la familia y a los sirvientes».
Realidades apócrifas y el jamón, un juego entre la realidad y lo supuesto. Cuentos con técnicas narrativas que saltan del humor a la crudeza.
Podemos ir a ese lugar, ya lo hice. Entonces te conviertes en él o en ella, abres la puerta y te espera la vida, o te quedas sentado esperando tu destino. El tren no tarda, puede que espere por Martha, por Pedro o por Albert. Malena seguirá pidiendo su té, no tiene prisa, quizá le haga compañía a Lena que nada tiene que perder, conversarán de la mujer que se quedó sin tacón en aquella banca del centro.
Y al final todos se reunirán en el banquete, “¿y el jamón?”, se preguntarán, y, al ver que no hay tal jamón, que han sido engañados, que fueron burlados; cada uno de ellos se dará cuenta de que simplemente fueron mi quimera.