Sendas del desconcierto agrupa una serie de relatos en torno al hombre y la mujer suburbanos y urbanos, así como la sordidez de un escenario enmarcado entre el siglo XX y el siglo XXI, presente y futuro. Las escenas transcurren en barrios emergentes y en la city. La cotidianidad es retratada en un entorno urbano en el que desfilan personajes diversos, a veces en un círculo irónico: daltónicos, ancianos en el año 2061, timadores, niños que ya no lo son. Aquella infancia que es vista desde la perspectiva nostálgica y extrañada de un personaje inserto a la fuerza en las contingencias de época, arrasan con el natural discurrir del hombre. Tanto la periferia como el centro neurálgico de la sociedad de una determinada época aúnan en su seno a personajes no idealizados e, incluso, vistos de manera extrañada desde los ojos del narrador, pero presas de vicisitudes tan comunes como universales. Como rasgo particular destaca la intratextualidad entre los relatos, como un eje que recorre una línea narrativa.