Yazco herido de muerte sobre el pavimento. El automóvil en el que me he estrellado se encuentra reducido a chatarra a escasos metros de mí. Sospecho que he salido disparado a través de una ventanilla.
Una muchacha desciende levitando desde la rama de un abeto, se dirige al vehículo, lo registra, encuentra dos latas de cerveza, las coge y se marcha.
La llamo. No me presta atención, o tal vez no me oye. La llamo de nuevo, voltea a mirarme, se aproxima. Viste un traje de época y tiene colmillos…