La tranquila vida de Carlota Soler Martínez-Montero en Londres, donde reside desde hace más de dos décadas, se ve alterada cuando recibe la llamada de un desconocido que le informa de que su padre, con quien nunca ha tenido relación, decidió reconocer su paternidad en el testamento que realizó antes de fallecer. Carlota tendrá que tomar una
importante decisión en las próximas semanas mientras se enfrenta a unos sentimientos y recuerdos que creía olvidados y comprende que no es la única afectada por esta circunstancia.
“Vivir, Carlota, es como usar el jersey de lana más bonito que tengas. Cuanto más lo uses, más pelusa soltará. No sirve de nada tenerlo guardado en el armario para evitarlo. Si no lo usas, no lo disfrutas, y así permanecerá intacto durante años. Lo mismo pasa con la vida: puedes elegir sacarle el máximo provecho, o no hacerlo. Si eliges lo segundo, seguramente sufrirás menos, pero ¡qué poco habrás vivido! ¿No crees que es mejor vivir, aún a riesgo de solar mucha pelusa?”