Martín, un ser sentimental, enamoradizo y locuaz, visita a Maite en su consulta con el fin de recibir masajes terapéuticos. Y es en ese escenario donde surge entre ambos la fantasía, la atracción, la tibieza y la cercanía de Maite.
Maite, aunque actúa con criterio racional, se deja llevar a veces por la fuerza del instinto. Martín representa el punto de vista opuesto, el de un hombre mayor que sabe que su tiempo se agota. Pero sabe también que le queda el canto del cisne, esa metáfora íntima sobre las ansiedades que orbitan alrededor de la vejez y la muerte.
Esta es la historia de un hombre al que el amor que ha despertado en esa mujer le hace emprender, como moderno Odiseo, un viaje heroico en pos de su consumación y que, como el Héroe, se enfrenta a mil conflictos.
Se entremezclan aquí dos historias simétricas, donde el aumento del deseo de uno de los protagonistas se contrapone al enfriamiento del amor de la otra.
Y es entonces que Ulises comprende que su viaje lo lleva a ninguna parte.