El viaje que emprende Jacinta, y que acompañamos en cada detalle a lo largo de las páginas del libro, no es solo para trasladarse desde Nicaragua hasta Estados Unidos en busca de una vida mejor. Ese es el viaje exterior, el geográfico.
Hay otros dos viajes, ambos de crecimiento interior, uno, el que le permite, a pesar del miedo, de las dudas, de las complicaciones innumerables con las que se encuentra, ir avanzando en pos de sus objetivos, y el otro, el que le permite, a pesar del daño recibido, de los malos tratos, de la profunda injusticia que marcó su vida, soltar el resentimiento y poder ver más allá del ancla emocional que llevaba siempre consigo.
Acompañada de personajes entrañables, se encuentra con mala gente que quiere hacerle daño, pero también con muy buena gente que, de una manera u otra, la ayuda. Sin embargo, la principal ayuda proviene de ella misma, de su valentía y de su férrea determinación a tener una vida mejor.