Crámades, Moc, Allenis, Perkeyol, Bérida, Ygunam, Labarbon, Góncar o Ànyan, son personajes singulares, no siempre humanos, de un mundo singular. Un mundo, sin embargo, imbuido de unas similares reglas universales: la supervivencia, la satisfacción de los sentidos, el logro de fines no siempre limpios. Unos y otros se expresan según un patrón típico, lo que los aúna pese a su diversa condición. Entre glorias y abismos, todos siguen caminos inciertos. Incluso las pajaritas del título. Incluso el árbol orgulloso de su altura y poder, resistente hasta el mismo final. Incluso aquel que siendo insignificante pretende el mayor de los triunfos. Nada más lejos de una fabulación, pues, a nuestro alrededor, día tras día múltiples criaturas dan fe de ello. Hablan lenguajes extraños, exponen sus dones, sus debilidades, nos miran con curiosidad, espanto o abierta hostilidad. Como nosotros, son actores. Como nosotros, temen lo posible o buscan lo imposible. Y aman, así nosotros, la libertad y la belleza.
Aunque te parezca, lector, un simple divertimento.