Max arrastra un antiguo dolor. Hilda guarda un secreto. Él quiere hacer lo correcto por una vez. Ella teme darse a conocer. En las carreteras de Estados Unidos, a finales del siglo veinte, los dos tratan de olvidar el pasado, quizá también de esquivar el futuro.
De niño, Max se sentía un extraño en su propia casa. Ahora, a miles de kilómetros, busca un lugar propio en el paisaje sin límites.
En la corta biografía de Hilda se suceden las decepciones. El viaje es una terapia, una forma de romper con el hechizo de la oscuridad.
Dos soledades frente a la indiferencia del mundo. Dos almas sedientas compartiendo la venerable experiencia de la carretera, los encuentros, las pequeñas aventuras.