Dos personajes centrales, Lorenzo y Agustín (Buitre), que el destino junta en una atmósfera de la vida real y cotidiana y con los problemas que aquejan al México actual. A la par la ficción de sus mentes perturbadas les sorprende con una mala jugada.
Sucedió una mañana a la misma hora y lugar; una carnicería donde se muele carne de res y de cerdo para las albóndigas y en una ciudad donde el crimen se sienta a comer en nuestra mesa. Dijeron su nombre, transformaron su escenario, levantaron el telón y comenzaron la función.
Hay una línea imaginaria que divide la razón y la demencia; a veces tropezamos por tan poco y nuestra realidad se convierte en verdad absoluta.